Nunca se conoce 100% a las personas.

Y es que ¿como podemos asegurar que realmente conocemos a alguien?. En primer lugar debemos entender que somos personas de cambio, la edad no es sinónimo de madurez, son nuestras experiencias las que hacen que día a día veamos la vida desde una perspectiva diferente. Antes de comenzar, hagámonos algunas preguntas, ¿Nos conocemos 100% como personas?, ¿Conocemos 100% a la persona que eramos antes?, ¿Conocemos a nuestro yo del futuro?. Si en algún momento te has hecho estas preguntas y te has dado la oportunidad de hacer una reflexión profunda acerca de tu persona puedas contestar que si conoces a la persona que eras antes. Sin embargo, considero que es muy difícil conocer 100% a tu persona del futuro, ya que no sabemos que experiencias vamos a tener, y si esas experiencias cambiaran dramáticamente nuestra vida. ¿Cuantas veces hemos emprendido un proyecto en colaboración con otras personas dentro de la escuela o en el trabajo, ya sea por elección o imposición? y ¿cuantas veces ese proyecto fue exitoso y cuantas no?

Más vale solo, que mal acompañado

La mayoría de nosotros hemos escuchado esta frase, «Más vale solo, que mal acompañado», y realmente si la persona con la que trabajas (desde este momento le llamare «socio») te genera problemas, muestra indiferencia en su trabajo y/o genera un ambiente denso en el trabajo yo preferiría continuar sola; sin embargo, vivimos en un mundo globalizado donde los grandes proyectos requieren de más de una persona y si no hemos desarrollado habilidades de comunicación asertiva y de trabajo colaborativo, entre otras habilidades blandas, va a ser mas difícil que nuestros proyectos sean exitosos.

En busca de un socio

Creo que cuando buscas un socio, de cierta manera es como cuando buscas una pareja de vida, debe ser una relación de confianza y se debe tener comunicación plena. Puntos que se logran con tiempo y convivencia. Es muy importante que cuando busques asociarte con alguien, deben compartir los mismos valores, filosofía de vida, y a su vez debe complementarte. Tus debilidades deben ser sus fortalezas y viceversa. La relación debe fluir, en ningún momento debe ser impuesta o sentirse como tal. Y recuerda, cuando te das cuenta que estás forzando algo, todo comienza a tener sentido, es importante que confíes en tus instintos y cuando sientes que no es el momento, simplemente no lo es.